lunes, 25 de marzo de 2019

"Actividades nocturnas".

Encontrar un seudónimo que la llevara a tener un nombre ficticio en un mundo
irreal, no fue tan difícil para Sara, quien, combinando sus dos apellidos, asistió al nacimiento de un tercero.
Y, a partir de ése momento, pasó a llamarse "Sara Búho", que es como se la conoce en las redes. 
Coincidentemente con su nueva identidad, Sara reconoció sentirse identificada con ése ave de actividades nocturnas y oscuro misterio, a la hora de satisfacer la imperiosa necesidad de escribir. Su producción poética, en franco crecimiento, así lo revela, aunque sus palabras callen más de lo que dicen.
La fotografia también forma parte de su recurso expresivo, como forma de gritar sus estados de ánimo convertidos en arte. Y después de imprimir los gemidos de su corazón en una libreta con renglones, perpetúa ése instante en una foto: un poema corto, escrito con su puño y letra, y la mano derecha como testimonio de que, detrás de cada frase, está siempre presente su ferviente humanidad.
"Mis manos son también protagonistas de mis produciones fotográficas porque nadie más que ellas aún conservan guardado el recuerdo exitante de ésa piel exótica y salvaje que alguna vez me habitó".
Y, como consecuencia inevitable de la presencia de sus manos, Sara Búho ilustra la portada de su libro, "La ataraxia del corazón", con una mano suspendida en el aire, mientras arroja flores de margaritas sobre una antigua máquina de escribir.
"Las margaritas siempre fueron mi oráculo para saber si el amor de alguien me pertenecía. Y al instante surgía un poema trasnochado cuando el último pétalo me decía que no". 




No hay comentarios:

Publicar un comentario